La 'pesadilla' de la renovación de concesión del Club Náutico Ibiza se alarga 3 años más, y sigue a precario

Mar Abierto - Las destartaladas instalaciones portuarias del CN Ibiza piden a gr

(22/mar/21) Tres años más habrán de esperar todavía los aficionados para que el Club Náutico Ibiza (CNI) renueve -o no- su concesión y se puedan por fin acometerse las urgentes mejoras que necesitan estas maltrechas instalaciones. El plazo que ha dado la Autoridad Portuaria de Baleares (APB) para re-convocar este concurso es de nada menos que ¡tres años!, tiempo durante el cual el CNI va a seguir disfrutando de su actual y envidiada ubicación.

Este largo plazo otorgado el CNI por la APB más parece una tácita concesión temporal que un paréntesis administrativo, a sabiendas de que el concurso ya estaba redactado y solo se requiere activarlo de nuevo.
Recordemos que en el último concurso celebrado, la oferta del club fue desestimada por la APB por no incluir el IVA en la parte financiera. Tras la desestimación, el club interpuso un recurso que fue denegado y luego aceptado por la APB tras el informe favorable de la Abogacía del Estado,
Con esta última adjudicación temporal, la permanencia del CN Ibiza en sus envidiable ubicación en el corazón del puerto de la capital de las Pitiusas llegará a cumplir unos insólitos 15 años a precario. En estos años –con las instalaciones portuarias del club que se caen a pedazos- hemos asistido a varios concursos, desestimaciones, demandas, alegaciones y todo tipo de argucias legales por parte de los licitantes. Al final, el CN Ibiza ha conseguido alargar tres años más esta pesadilla.
Detrás de esta sorda batalla en despachos de abogados y en las oficinas de la APB, los principales perjudicados son los navegantes foráneos. El mal estado de las instalaciones del Club Náutico Ibiza es injustificable y el repetido argumento de los directivos del CNI de que su club alberga unas “instalaciones con carácter social y en beneficio de los ibicencos” omite que alrededor del 80% del presupuesto del club no lo sufragan estos socios ibicencos, sino los navegantes transeúntes llegados de puertos peninsulares o internacionales que desean pasar unos días de sus vacaciones en la capital ibicenca.

La renovación en el aire, pero la recaudación en la caja
Estos navegantes, que siguen llenando el vetusto pantalán del CN Ibiza año tras año, se ven constreñidos a amarrar en una vieja y destartalada palanca flotante añadida al dique de abrigo del club. Una palanca movida, ruidosa e incluso peligrosa, rodeada de unas aguas que huelen permanentemente a cloaca y con unos precios superiores a los del Yacht Club de Mónaco o del Yacht Club Costa Smeralda (Porto Cervo). No es ninguna alegría saber que la situación se va a alargar –como poco- tres años más.
El carácter social que proclaman los directivos del CNI en los medios se contrapone a la perversa realidad del sistema de concesiones portuarias que impera en nuestro país. Los socios del CN Ibiza reclaman para sí unas condiciones que nunca podrán tener los socios de otros clubes náuticos de las costas nacionales peninsulares. Estos socios han de costear el 100% de sus instalaciones en invierno y, en sus vacaciones de verano, el 80% de las instalaciones de clubes -como el de Ibiza- ubicados en zonas de gran demanda turística vacacional. Hay socios de clubes baleares que, simplemente sacando su barco del agua los dos meses de verano y cediendo su amarre a los transeúntes, se generan ingresos más que suficientes para sufragar la cuota de su club y los gastos anuales de su barco. ¡Algo estamos haciendo mal!
Las administraciones públicas no tienen piedad con el bolsillo de los aficionados a la náutica, obligados a sufragar cifras escandalosas en las concesiones portuarias.
El punto de partida del CN Ibiza en este aspecto es similar el de otros clubes náuticos españoles. Pero estos clubes no tienen el comodín económico de los transeúntes cubriendo el grueso de los presupuestos de su club. Y no hablemos de los aficionados al mar residentes en un pueblo del interior, que nunca podrán ni soñar con estas ventajas.

El que paga la fiesta tiene derecho a quejarse
Algo falla en el sistema de concesiones portuarias que rige en nuestras administraciones. El concepto de ‘mejor oferta’ de los pliegos prioriza montos económicos y esta avidez financiera de las administraciones induce a injustas paradojas y a situaciones de indefensión.
Un navegante de Palencia –por ejemplo- nunca podrá tener un puerto deportivo en su municipio. Pero al margen de esta obviedad, tampoco podrá hacerse socio ni conseguir un amarre fijo en el CN Ibiza, pues no es residente en esta ciudad. Al contrario, este navegante palentino deberá abonar las altas tarifas en vigor del CNI si visita este club como transeúnte, contribuyendo al 80% de la financiación de una entidad a la que nunca podrá asociarse, pero que está ubicada en un espejo de aguas de titularidad pública del Estado. Lo dicho; una perversa paradoja.
La renovación de concesiones de puertos en zonas turísticas debería incluir en sus pliegos alguna norma de control de las tarifas de transeúntes. Si así fuera, las empresas privadas serían más cautas ofertando por estas concesiones. Y los clubes náuticos, que siempre se arropan en la bandera ‘social’ de su entidad, podrían hacer realidad esta declaración de intenciones, con –por ejemplo- una equiparación porcentual de las tarifas de transeúntes con sus cuotas sociales. Al final, los transeúntes no dejan de ser unos socios temporales del club náutico que visitan.

Por: Enric Roselló