Puma 34

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Símbolo de toda una época

El Puma 34 es un modelo emblemático para toda una generación de navegantes que se inició en el crucero hace treinta años largos, con el primer boom de la náutica en España. Este velero sigue destacando por su elegancia y su buen navegar.

Diseñado por el gabinete de Hollman & Pye a primeros de los años setenta, el Puma 34 pronto se convirtió en el pilar de las ventas y del prestigio que mantuvo al astillero Nao Glass en activo durante casi veinte años.
La inconfundible y elegante silueta de este barco ciertamente ha envejecido, pero no ha perdido ni un ápice de su atractivo, manteniéndose como una clara referencia de los años dorados del R.O.R.C., donde Kim Hollman consiguió imponer sus diseños en todas las esloras y en infinidad de regatas, en unos tiempos en que las regatas -incluso las de alto nivel- se disputaban con cruceros perfectamente habitables.
Es precisamente esta juiciosa combinación entre las regatas y el crucero que inspira al Puma 34 lo que más sedujo a los aficionados en su momento. Sin ser un modelo extremo en ninguno de sus parámetros, el barco ofrecía una acomodación muy racional para cuatro o cinco personas, manteniendo unas prestaciones que le han permitido participar durante décadas con decoro en todo tipo de regatas cortas o de altura, incluso trasatlánticas.
El diseño de casco del Puma 34 es un acertado compendio de las tendencias de su época. A saber: gran lanzamiento de proa, formas llenas y redondeadas en toda la obra viva, una manga importante (para el estándar de esos años) y muy adelantada y una popa ligeramente pinzada y bien por encima del nivel de flotación.
El aparejo también responde a criterios de los años setenta, con un sólido mástil aparejado a tope de palo con un único piso de crucetas transversales y obenquillos bajos tanto a proa como a popa. El reparto de velamen prioriza mucho las velas de proa, hasta el punto que el génova ligero (45 m2) tiene más del doble de superficie que la mayor (20 m2).
Personalmente navegué bastantes millas a finales de los ochenta en un Puma 34 propiedad de mi primo. En esos años, ya al final de su carrera, el Puma 34 había perdido mucha de su competitividad inicial en el mundo de las regatas, pero aun se defendía dignamente por poco que el viento se animara. En crucero y aprovechando una excedencia laboral de seis meses, mi primo llevo su Puma hasta los confines del Mediterráneo y aun dice que –en solitario o en familia- es el mejor crucero de esa eslora en el que uno pueda navegar.

Un diseño que hizo escuela
El Puma 34 estuvo entre los primeros barcos de su generación en reenviar parte de la maniobra del palo a la bañera. Las formas de la cubierta, con el inconfundible y siempre atractivo techo casi rectangular de la sobre-cabina, libera un buen espacio plano para la circulación, las maniobras o el farniente.
En lo que respecta a los apéndices, la quilla, de plomo, laminada con fibra y con 1,85 m. de calado, es de tipo semi-corrido con forma de aleta de tiburón, mientras el timón con skeg integral es una garantía de solidez y favorece la legendaria estabilidad de rumbo de este diseño, haciendo pronto olvidar cierta dureza de la caña en todos los rumbos. Esta dureza –o simples cuestiones de moda- ha invitado a bastantes armadores a sustituir la caña original por una rueda, un tipo de gobierno que siempre parece impostado en la clásica bañera del Puma.
La bañera es larga, estrecha para los actuales estándares y queda bien abrigada de los rociones gracias a las altas brazolas. Sus medidas resultan holgadas para sentar a toda la tripulación (¡bravo por los altos respaldos!) y su disposición es práctica tanto en puerto como en navegación, agradeciéndose el perfecto apoyo que los mismos bancos ofrecen a los pies con el barco escorado. Lástima que diseño de las brazolas no sea el más cómodo para que el timonel lleve la caña sentado en la banda.
A nivel de construcción, Nao Glass se apuntó con el Puma 34 al –entonces- novedoso sistema de construcción mediante contramolde. Es un sistema que era y sigue siendo sólido, sencillo de mantener y relativamente barato de puesta en escena. El inconveniente más conocido de este método de construcción es un peso ligeramente superior al de los barcos fabricados con mamparos estructurales. Pero en el caso de un modelo tan veterano como el Puma 34, un segundo inconveniente que puede presentar el contramolde es esconder accidentes mal reparados en el casco o los efectos de entradas persistentes de agua en algún momento de la vida del barco.

Interiores para navegar
La distribución y la decoración interior del Puma 34 se han quedado anticuadas, oscuras y faltas de volumen para los estándares actuales. Hay que admitirlo. Por el contrario, la distribución se hace funcional en navegación y la verticalidad de las aberturas laterales minimiza la entrada de los rayos de sol al mediodía, lo que agradece mucho en verano.
La zona del navegante es enorme en comparación con el minimalismo de las mesas de cartas de los modernos 34 pies. Hay espacio de sobras para extender las cartas, estibar libros y accesorios de navegación, incluida una práctica taquilla tras el navegante y una litera conejera tras el asiento. A falta de un panel para empotrar pantallas (que a duras penas existían cuando se diseñó el Puma 34), el mamparo contiguo o la misma estantería de libros pueden adaptarse para esta labor.
La cocina, flanqueando la entrada, queda bien comunicada tanto con la bañera como con el salón central. Pero incluso mirándola con la indulgencia del paso del tiempo, es pequeña para un barco de 10 metros. Ofrece una mínima superficie de trabajo en el escalón/plataforma sobre el motor, carece de hueco para la basura, va justa de estiba y su nevera es bastante incómoda de acceso.
En el lado bueno, el tamaño de sus quemadores con horno es magnífico y la propia escala de entrada es un buen apoyo para cocinar con el barco escorado.
El salón/comedor es el centro neurálgico del espacio interior, con una enorme mesa que puede desplegarse de banda a banda en las comidas y distintos huecos y taquillas a los lados y bajo los asientos para todo tipo de estiba. La mesa también puede bajar sus alas para ser utilizada como litera doble. El depósito de agua queda escondido bajo el piso del salón, un lugar perfecto para el buen centrado de pesos.
Como es habitual en estas esloras, el camarote del armador ocupa el triángulo de proa, con un pequeño espacio de suelo y un armario lateral para la ropa.
El único baño se sitúa entre el salón y el camarote de proa. Esta ubicación, hoy muy en desuso a favor de las cabinas bajo la bañera o junto a la escala de entrada, tiene la ventaja de darle aires de suite al camarote de proa. En el lado malo, tan a proa hay muy poca altura de techo en el interior de un antiguo 34 pies.
En general, la buena disposición y la profusión de armarios, taquillas y cofres repartidos por el barco garantizan de forma bastante racional todo tipo de estiba.

Un barco al margen de las tendencias
No tiene ningún sentido comparar el Puma 34 con ningún velero moderno de 34 pies. Tanto en prestaciones como en volumen interior, cualquier recién llegado gana la partida sin problemas. El atractivo del Puma 34 es algo más etéreo y es posible que sólo lo aprecien un limitado –¿selecto?- grupo de aficionados amantes de los veleros con carácter, al margen de su edad, número de literas ni metros cúbicos de volumen interior.
El encanto del Puma 34 empieza en sus líneas de casco, insustituibles para los incondicionales de las épocas doradas del R.O.R.C. A pesar de sus –hoy escasos- 34 pies, es un barco que hace girar las miradas cada vez que entra o sale de puerto.
Navegando, el suave paso por la ola, propio de los desplazamientos pesados (5.400 kg.) y la dureza de escora (2.400 kg. de lastre) son otras de las virtudes de este velero que, no olvidemos, sigue siendo un formidable ceñidor con vientos medios y duros. El Puma 34 es un barco que inspira seguridad en su forma de navegar.
La estabilidad de rumbo del Puma 34, incluso con el barco escorado, sorprenderá a quienes se han iniciado en el crucero con veleros de popas anchas y piensan que todos los barcos se vuelven incontrolables a partir de 20 grados de escora. No es de extrañar que el Puma 34 siga siendo una pieza reputada en el mercado de ocasión.

Precios y oportunidades
Unas 200 unidades del Puma 34 (en sus distintas versiones) salieron de los astilleros Nao Glass en los casi veinte años que duró su producción. A mediados de los años ochenta y ya cerca del ocaso de la vida activa tanto de este modelo como del astillero que le dio a luz , el barco, con el nombre de Puma 341, recibió un lavado de cara consistente en nueva cubierta en pendiente (la estética de ese momento) y un mástil algo más alto y –sobre todo- con dos pisos de crucetas.
Si bien las prestaciones ganaron algunos enteros, el carácter y la estética del barco perdieron buena parte de su añejo encanto. En sus últimos años el Puma 341 también se ofreció en kit durante unas temporadas. Las últimas unidades de este modelo se construyeron en Astleros Puma, una empresa que se fundó tras la crisis de los años ochenta y que repescó parte del personal y de los moldes de algunos barcos de Nao Glass.
Treinta años después de su lanzamiento, las diferencias de precio entre las primeras y las últimas unidades del Puma 34 son hoy irrelevantes. Cualquier valoración que se haga de una unidad a la venta dependerá exclusivamente de su particular estado de conservación que, a su vez dependerá del mimo que tres, cuatro o cinco propietarios hayan ido dando al barco a lo largo del tiempo.
La atractiva silueta, las demostradas cualidades marineras, la funcional acomodación y la legendaria solidez de construcción del Puma 34 no han de hacer perder la cabeza a ningún aficionado en busca de su ¿primer? velero de crucero.
Cuando hablamos de modelos con varias décadas por su popa, el estado de conservación y la puesta al día de todos y cada uno de los elementos del barco son temas que se han de valorar con detalle y sopesar con tranquilidad.
Un Puma 34 -como cualquier otro velero de su quinta- que no haya sido correctamente mantenido y puesto al día puede ser una inagotable fuente de gastos y dolores de cabeza para su nuevo e ilusionado armador.
Estamos hablando de unidades que en muchos casos pueden requerir un refit de cabeza a pies para seguir navegando con una mínima dosis de comodidad y seguridad. En etas edades, hay unidades que pueden requerir desde el tratamiento contra la osmosis a la remotorización, pasando por la renovación de los sistemas eléctricos, de agua, el acastillaje de cubierta o las velas.
Es importante valorar con detalle la factura de la puesta al día de cualquier unidad en el punto de mira. En estas esloras y en estas edades de barco, el refit puede subir tanto o más que el precio de compra, incluso a sabiendas de que los aficionados al bricolaje nunca se aburrirán en un Puma 34.
El premio de hacerse con un buen Puma 34 es convertirse en propietario de un velero casi mítico, todo un clásico en la historia de la “plaisance” española. (por: Enric Roselló, NOV-2012)

Principales características
Modelo: Puma 34 (Puma 341 en las últimas unidades)
Constructor: Astlleros Nao Glass S.A.
Diseñador: Hollman & Pye
Material de construcción: Fibra de vidrio. Cubierta en sandwich PVC
Eslora total: 10,35 m.
Eslora de flotación: 8,20 m.
Manga: 3,35 m.
Calado: 1,85 m.
Altura en cabina: 1,95 m.
Desplazamiento: 5.400 kg.
Lastre: 2.400 kg.
Literas: 6
Agua dulce: 220 l.
Gasoil: 84 l.
Motorización estándar: 24 / 35 HP
Mayor: 20 m2 (23,3 m2 en el Puma 341)
Génova ligero: 45 m2 (47,5 m2 en el Puma 341)
Espinaquer: 103 m2 (108,5 m2 en el Puma 341)
Documentación técnica: BRICOMAR

Catálogos originales en PDF adjunto