La Copa América invita a replantear fechas y ubicación del Salón Náutico de Barcelona de 2023 y 2024

Mar Abierto El Moll de la Fusta, donde se exponen barcos y accesorios del Salón

(17/nov/22) La presentación ayer de las fechas y formatos de la Copa América 2024 pone sobre la mesa el obligado replanteamiento de fechas y ubicación del Salón Náutico de Barcelona, un tema comentado soto-voce desde hace meses entre los organizadores del salón (Fira de Barcelona y la patronal ANEN) y distintos expositores del evento náutico barcelonés.

Resumiendo, en verano de 2023, los distintos equipos de la Copa América habrán ocupando sus sedes en el puerto de Barcelona y serán plenamente operativas. En paralelo, el Port de Barcelona ha de acometer en los próximos meses distintas obras en el puerto de Barcelona para habilitar espacios y superficies que han de alojar a los equipos, sus zonas de ‘hospitality’ para patrocinadores, el village abierto al público y otros complementos de la Copa.
En agosto de 2024, tras aproximadamente un año de entrenamientos y alguna regata de tanteo en Barcelona, empiezan las regatas oficiales de clasificación y luego la Copa América en octubre. Si 2023 se plantea como un año complicado para celebrar en octubre el Salón Náutico tal y como lo conocemos en el Port Vell y el Moll d’Espanya, en 2024 será físicamente imposible. El Village de la Copa América ocupará al completo el Moll de la Fusta y los barcos de prensa, espectadores, VIPS y patrocinadores van a abarrotar los muelles del Moll d’Espanya hasta finales de octubre

Obligado replanteamiento
En este contexto, el Salón Náutico de Barcelona ha de replantearse obligatoriamente. Ya sea cambiando sus fechas o cambiando su ubicación.
Este replanteamiento le viene bien a los directivos de Fira de Barcelona, que nunca han visto con demasiado cariño que el Salón Náutico se celebrara en el puerto. Su sueño es recuperar barcos y accesorios en los pabellones urbanos de la Gran Vía barcelonesa.
Para intentar hacer realidad este sueño, la Fira ha ido haciendo reuniones con distintos expositores, dejando también caer varias encuestas para tantear su opinión. Una que he tenido la ocasión de leer estos días –difundida por el Cluster Nàutic Catalá- es manifiestamente tendenciosa. Resumiendo, los encuestados han de mostrar su preferencia entre quedarse como están (o con un cambio de fechas) en el Port Vell o trasladar el Salón Náutico a la Gran Via con un descuento del 40% en la tasa de ocupación del suelo.
Esta no es manera de hacer una encuesta. No hay equidad entre ambas alternativas. Los precios de ocupación del suelo en el Salón Náutico no reflejan ningún coste tangible ni en el puerto ni en la Gran Vía. El precio en ambos espacios no responde a una tarifa oficial ni a un escandallo de costes, sino a un acuerdo político modulable entre administraciones públicas.
El descuento del 40% que Fira insinúa va a ofrecer a los expositores en la Gran Vía es una clara muestra de lo etéreo de sus tarifas. Y lo mismo se puede decir del suelo del Port Vell. Resulta que es gratuito para la Copa América, pero carísimo para los expositores del Salón Náutico.
La decisión de quedarse en el Port Vell o volver a la Gran Vía la han de tomar los expositores y la organización, pero el necesario ajuste a la baja del precio del suelo es una cuestión meramente política y de obligada solución en ambas ubicaciones.

Alternativas posibles
Mientras Fira de Barcelona, la patronal ANEN el Port de Barcelona van desojando la margarita de alternativas, a nadie parece importarle la opinión más crucial, que es la de los aficionados.
La edición 2022 refrendó un techo rondando los 50 mil visitantes que el Salón Náutico de Barcelona no consigue incrementar. En los 10 años largos con el evento celebrado al completo en el Port Vell, ni las fechas ni el formato han sufrido cambios reseñables, dando quizás la razón a Albert Einstein cuando decía que: “Si siempre haces lo mismo, siempre obtendrás los mismos resultados”.
La Copa América obliga a mover ficha. Quedarse en el Port Vell implica cambiar las fechas del Salón Náutico, al menos en 2023 y 2024, lo que pone sobre la mesa la posibilidad de recuperar el primer cuatrimestre del año para el salón náutico.
El Boot Dusseldorf se celebra a finales de enero y es el evento náutico europeo de mayor crecimiento en los últimos años. Este cambio de fechas, con el buen tiempo más cerca en el horizonte, podría volver a animar a expositores de productos náuticos más ‘veraniegos’, como el esquí, el buceo o el chárter.
Trasladar el Salón Náutico a la Gran Vía permite escoger cualquier fecha del año, tanto en 2023 como en 2024. Nada impide tampoco que los expositores ‘veraniegos’ sean de nuevo incentivados para acudir a la cita. Los expositores de pequeños accesorios apenas notarían cambios y asegurarían el 100% de protección en caso de lluvia.
En el otro lado de la balanza, los barcos de eslora media, hasta ahora expuestos a flote, verían su coste de exposición muy incrementado con el doble transporte/varada que implica llevar los barcos a pabellones urbanos. En paralelo, las grandes esloras deberían quedar excluidas del evento o mantenerse en aguas del Port Vell.
Y lo más importante, si el Salón Náutico se traslada de nuevo a la Gran Vía, Barcelona quedaría marcada como la única ciudad costera del mundo que celebra su salón náutico tierra adentro.
Mi opinión es que el Salón Náutico de Barcelona debe quedarse en el Port Vell. El frente marítimo de Barcelona es un marco incomparable e insustituible para un evento de este tipo y los pequeños problemas de infraestructura que tiene el Port Vell seguro que pueden acelerar su solución con la inversión prometida en el puerto para la Copa América.
Retrasar su celebración al primer cuatrimestre del año tampoco es una mala idea. Los salones náuticos de otoño han perdido fuerza en el calendario desde que la mayoría de astilleros no pueden garantizar entregas en 9 meses. De nada sirve comprar un barco en octubre. No estará listo para el verano siguiente.
La venta de accesorios, electrónica o complementos también se beneficia de atrasar las fechas. Son ventas más de ‘impulso’ y tener el salón después de ver las novedades del METS, con el verano ya más cercano, siempre es más seductor que comprar con el invierno por delante. El tema de las inclemencias atomosféricas se soluciona con una gran carpa, como en La Rochelle, Cannes o Southampton.
La –obligada– solución no tardará mucho en conocerse.

Por: Enric Roselló